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Capdevila: "Al llegar allí no levanté el pie"

ENTREVISTAS  |  MotorADiario  |  24 agosto 2016 14:58

Fernando Capdevila y ‘Rodri’ llegaban a Finlandia con la imperiosa necesidad de enderezar la temporada. Los abandonos en Córcega, Grecia y Argentina pesaban más en lo moral que en lo práctico. No era el escenario más fácil para acabar ni para puntuar, pero nuevamente contaron con el apoyo de Carlos Sainz y Luis Moya en unos reconocimientos vitales cuando pisas por primera vez las pistas escandinavas.

 

Anécdotas y la propia historia de la carrera contadas por su protagonista para MotorADiario.com. Una cita, la del entonces denominado ‘1.000 Lagos’, que nos acercaba a una recta final de temporada que iba a ser histórica para el automovilismo insular.

 

· Prácticamente sin descanso entre Argentina y Finlandia, ¿se acumulaba el cansancio a estas alturas de la temporada? Hay que recordar que corrías el mundial y también estabas presente en Canarias.

FC: Qué va. A esa edad, dedicado prácticamente en exclusiva a la competición y con la ilusión de correr el campeonato del mundo de rallyes no había cansancio de ningún tipo, o al menos físico. ¿Estar en el mundial con un Sierra 4x4 y en Canarias con un potente e invencible Metro 6R4 Grupo B le podría suponer un problema a alguien?

 

· Después de tres ‘ceros’ consecutivos recuperar terreno en Finlandia no parecía una tarea fácil, ¿con qué planteamiento afrontabas un ‘1.000 Lagos’ tan característico?

 

FC: En Finlandia siempre partes con el hándicap del desconocimiento del terreno respecto de los rápidos pilotos locales. Era el rallye más difícil de entrenar porque había velocidad limitada, controles secretos, y policía con radares, pero cuando llegas a esos tramos y ves aquella maravilla, lo único que piensas es que quieres correrlo al menos una vez en la vida.

 

· Habitualmente tú y la pareja Sainz-Moya reconocían juntos las especiales del mundial. Aquella fue una edición que los de Toyota afrontaron sin las notas que les habían robado en Madrid, ¿cómo fueron aquellos ‘entrenamientos’ y cuánto tiempo les llevaba?

 

FC: Llevaba tiempo porque conviene recordar que eran cuatro días de carrera para cubrir 42 tramos cronometrados y más de 1.600 kilómetros de recorrido. No podías deshacer los tramos, así que para revisarlos todos cuatro veces podíamos hacer unos 5.000 kilómetros de entrenamientos. Era otro mundo.

 

En un enlace en obras Carlos adelantó a un turismo y luego yo. Unos minutos más tarde me paró la policía porque según el paisano le había roto el parabrisas con una piedra. La policía me había seguido y grabado varios kilómetros y me pasaba de la velocidad permitida. Me llevaron al pueblo y me hicieron un juicio sobre la marcha. Durante una hora frente a un juez al que sólo le entendía de vez en cuando ‘Teneriffa’… En fin, me dejó libre -con multa- porque era un enamorado de nuestra isla donde pasaba los veranos. De no ser así me hubieran expulsado de Finlandia ¡sin poder correr!

 

· Eran más de 500 kilómetros cronometrados repartidos a lo largo de cuatro días, ¿era éste el rallye más exigente en la combinación de lo mental y lo físico?

 

FC: ¡Qué va! Agotador era Grecia o Córcega. ¿Cómo vas a sufrir bailando un vals en las mejores pistas de tierra batida del mundo? Estaría corriéndolo meses enteros. Sólo se me ocurre una palabra para definir el placer que podías sentir yendo a tope en esa maravilla de tramos, pero no la voy a escribir por pudor.

 

Finalizados los entrenos hicimos -como en cada país donde corríamos- la ‘Fiesta de Canarias’ entre los operadores turísticos finlandeses, pilotos y aficionados, donde promocionábamos las islas y sorteábamos una semana en nuestras playas. Jamón, tortilla española y vino de Rioja para invitados nórdicos. ¡Santo Dios¡ No pararon de beber hasta que doblaron todos la rodilla. Y el premio lo entregó nuestro querido amigo y embajador Juha Kankkunen en un estado del que afortunadamente no hay documentos gráficos.

 

· Uno puede tener la sensación de ir rápido en Finlandia, pero luego llegan los nórdicos y encuentran segundos escondidos en cada curva, ¿qué recuerdos tienes de tus primeros escarceos en Finlandia?

 

FC: Si tenías un buen sistema de notas las diferencias se estrechaban. Lo complicado era medir las frenadas o los saltos. Entrenabas a 60 km/h y luego llegabas en quinta a 200…

 

Los recuerdos son fantásticos. Por el efecto del hielo durante el invierno, las pistas se mantienen en un estado perfecto, similar las de Roland Garros. Tierra fina sin un solo bache y curvas rápidas, enlazadas y peraltadas, anticipando y a altísima velocidad. Puro vaivén con el coche siempre de lado y balanceándolo tres y cuatro veces en especial para poder pararlo. ¡Una gozada!

 

· La historia se resume en un rasante en el que todo se torció… ¿En qué momento llegó ese vuelo que condicionó tu presencia en Finlandia?

 

FC: Sitúate en entrenos. No pasamos de 60 km/h por los radares, pero estamos en una zona rápida que se supone que llegarías agotado en quinta. Carlos iba delante y cuando llegamos a una mínima izquierdilla ciega en rasante me dijo por la emisora: “Ojo que ahí vuelas”… Y yo le canté a Rodri: Izquierda 11 fondo-rasante recto-ojo salto.

 

Y exactamente eso hice el día del rallye. Al llegar allí no levanté el pie sino que me agarré fuerte al volante pensando que saltaba. El problema es que Carlos había dicho, “vuelas” en lugar de saltas. Y efectivamente volamos. Vi cómo me elevaba hasta ver las copas de los pinos desde arriba y luego como bajaba sin llegar a tocar tierra durante unos largos e interminables segundos. Suerte que la nota era perfecta (en cuanto a trazado, no a velocidad) y aterrizamos en el centro de la carretera…

 

El parabrisas reventó y seguimos hasta meta con cuidado ruidos extraños. Al llegar a la asistencia se comprobaron los daños reales. Los dos soportes de motor rotos y el chasis doblado como un plátano. Tuvimos que hacer el resto del rallye a bajo ritmo, con el motor colgando y sujeto con trinchas a la barra de seguridad entre torretas.

 

¿El premio de consolación? Por la noche un grupo de fanáticos finlandeses con sus gorros y banderas me llamaron a la habitación del Hotel Rantasipi Laajuvuori y me hicieron bajar hasta el parking para pedirme autógrafos y brindar con champán como premio al salto más largo entre todos los participantes del rallye… ¡¡Maldita la hora!!

 

· Y a partir de ahí chasis nuevo para lo que restaba de temporada…

 

FC: Pues sí. Ese chasis quedó tocado y tuvimos que comprar uno nuevo, hecho en Boreham y súper reforzado, para el resto de la temporada.

 

· Lo positivo era que tú y ‘Rodri’ volvían a estar en la meta de un rallye del mundial y nada menos que en Finlandia, sin duda era la mejor noticia para afrontar la recta final de la temporada…

 

FC: Sí. Pero nos quedamos nuevamente con mal sabor de boca. Terminamos e incluso creo que cogimos algunos puntos, pero no pudimos pelear en igualdad de condiciones con nuestros rivales yendo a tope, y lo que es peor, no pude disfrutar plenamente de ese maravilloso rallye, para mí el más bonito del mundial, con diferencia.

 

· Fue un rallye que en el Grupo N los Mitsubishi Galant VR4 estuvieron imbatibles, ¿pudo ser esa una opción que llegaste a barajar?

 

FC: No. Mi unión con Ford era ya firme tanto a nivel deportivo como empresarial. Nuestro concesionario estaba ya en marcha y el planteamiento de la marca elegida para correr, era claro. Solo seguíamos necesitando lo mismo, algo de suerte.

 

· Y después del ‘1.000 Lagos’ un breve descanso para afrontar el San Remo, el Cataluña en su primera edición en el WRC y el definitivo R.A.C. Se nos avecinan páginas históricas para nuestro automovilismo…

 

FC: Sí. Seguíamos en la lucha y con un coche mejorado en cuanto al chasis para afrontar la parte definitiva de la temporada. Pequeño descanso veraniego y para Italia.

 

Javier Viera | @javierviera78

 

FOTO 1: En esta imagen aparece, entre otros trofeos, el del ‘1.000 Lagos’ de 1991.
FOTO 2: Stand promocional de Canarias.
FOTO 3: Artículo de la revista ‘Motoring News’ que menciona el impresionante salto protagonizado en el TC 14, en el que voló 10 yardas más que todos los pilotos, incluidos los oficiales.

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