Aquel año, Fernando Alonso llegaba a la última cita del Mundial con la posibilidad de conseguir el tricampeonato después de una temporada en la que había asombrado al mundo al tener un coche inferior al Red Bull de Vettel y Webber.
Sebastian Vettel le ganó la partida y el Mundial a Fernando Alonso gracias a la genial estrategia de su equipo, que además de darle un coche campeón movió sus fichas con inteligencia en la gran final de 2010, en el circuito de Yas Marina. El joven alemán se convirtió así en el campeón más joven de la historia, donde partía como el tercer favorito, por detrás de su propio compañero y del español de Ferrari. El asturiano quedó ahogado en un plan mediocre, enredado en el pelotón, lugar impropio para un piloto que arrancaba el gran premio tercero y con las matemáticas a su favor. Acabó cruzando la meta séptimo, arruinado en el que debía ser su día.
VÍDEO: YOUTUBE