Carlos Sainz tiene a partir del 2 de enero un nuevo reto. El Dakar 2017 viaja de Paraguay hasta Argentina alcanzando cotas nunca antes vistas. Con especiales por encima de los 4.000 metros, el recorrido trazado por Marc Coma los tiene a todos en vilo.
Hasta allí viajará un año más Carlos Sainz. Con su Peugeot 3008 DKR tiene un reto que engloba a todo el equipo. El año pasado, “si no hubiéramos perdido 14 minutos en la segunda etapa, habríamos sido líderes desde el minuto uno hasta la retirada”, recuerda el madrileño, que a pesar de sus 54 años sigue con ese carácter competitivo que ha caracterizado su carrera deportiva. Para 2017 asegura que su nuevo coche es “el mejor dos ruedas motrices que he pilotado nunca” aunque, obviamente, no lo compara con similares de otras categorías: “resulta bastante polivalente, en un tramo de rallyes no se pierde tanto como antiguamente lo hacían los buggies”.
Pero las cosas no son calcadas a 2016. “El coche es una evolución del modelo del año pasado”, en el que han mejorado detalles en la suspensión y en el aspecto de la fiabilidad. ¿Lo peor? “El reglamento nos impone correr con una brida 1 milímetro más pequeña”, algo a lo que han tratado de adaptarse, pero “no es que a nosotros nos hayan quita un milímetro de brida, sino que a uno de nuestros competidores más directos le han dado dos milímetros más”, así, en Peugeot Sport calculan un ‘gap’ de 70-80 CV.
Respecto a la presente edición el bicampeón del mundo de rallyes es tajante: “me he preparado para lo peor”. Lo único que saben es lo que ha dicho Marc, “los que le conocemos sabemos que será verdad; querrá poner su sello en esta edición del Dakar”. Es una prueba que te lleva al límite de lo “físico y lo psíquico, poniendo a prueba a coches y pilotos”.
La estrategia es clave en esta cita, al igual que la velocidad. Importante será “no abrir pista los días clave”. Algo difícil en palabras del de Peugeot Sport, “cuando estás compitiendo el día antes no tienes información de si vas primero, de si vas perdiendo seis minutos…”. Esto hace que regular sea difícil, ya que ganar una etapa implica abrir carretera a la jornada siguiente. Con la nueva reglamentación y sus way points escondidos, cada metro va a contar en este Dakar. “Hoy en día el ritmo es propio del campeonato del mundo de rallyes, ya lo dijo Loeb el año pasado”, un novato en la materia que dejó algunas pinceladas.
Veremos por tanto qué sucede en esta edición. Sainz y Peugeot acumulan experiencia y potencial para alcanzar el éxito, pero entre la ‘desconocida’ Paraguay y la habitual Argentina habrá mil y una trampas para alcanzar la gloria. La historia arranca, el 2 de enero.