Hace unos días Enrique Cruz decía que la de Güímar era una subida donde primaba más la técnica que la potencia. Hoy, Monzón se pone del lado del tinerfeño y asegura que “es la mejor que le puede ir a los GT”.
Ese kilómetro y medio entre muros, con una parte estrecha y lenta, parece condicionar, a priori, las ventajas o desventajas de unos y otros. El resto del recorrido es ancho, circuitero y de buen asfalto, pero las miradas se centran en ese trecho del tramo. “Vamos a sufrir en este tipo de sectores, pero es algo con lo que ya contábamos cuando decidimos competir con el Audi R8 LMS”, reconoce Luis Monzón.
“Es una carrera para pasarla, no cometer errores y seguir sumando puntos para el campeonato”, subraya el grancanario, líder imbatido en el Campeonato DISA de Canarias de Montaña. ¿Estará haciendo la cama? Será cuestión de tiempo, de horas, para ver cómo los dos candidatos rebasan el ecuador del certamen.
En 1993, hace la friolera de 24 años, el dos veces campeón nacional de rallyes se impuso en la Subida de Güímar. En aquella ocasión lo hizo con una Osella que le llevó a ser campeón regional, en un trazado más de rallyes que el que hoy presenta la histórica rampa tinerfeña.