La tercera generación de la berlina española es ahora mucho más elegante, versátil y eficiente. Conócela un poco más mediante esta prueba dinámica.
SEAT está apostando fuerte en su nueva generación de modelos, y una buena muestra de ello es el Toledo. El ejercicio de diseño ha concluido con un resultado sumamente elegante. No es fácil hacer bonito un vehículo de tres volúmenes, pero sin duda el nuevo Toledo, lo es.
El frontal sigue al detalle el nuevo lenguaje de diseño de la marca, y a él le sigue un pilar A con un parabrisas claramente inclinado, que tiene continuidad en la luneta posterior, después de pasar por un techo ligeramente arqueado. La zaga concluye con
la presencia imponente de los grupos ópticos de formas angulares divididos en dos cuerpos. Un diseño sin aristas incompresibles que se completan con un lateral donde sobresale la marcada línea de cintura. El acabado ‘Style’ añade llantas de aleación de 16” y faros antiniebla con función ‘cornering, entre otros.
Interior, cada vez más superior
Le delata, o al menos se presupone, un interior que debe ser espacioso. Lo es especialmente para los ocupantes de las plazas delanteras y también para los de la fila posterior, a la cual se accede de manera cómoda gracias a las dimensiones de las dos puertas correspondientes. En este sentido, el del espacio, mucho tiene que ver la generosa distancia entre ejes del modelo en cuestión, exactamente 80 mm más que en la versión anterior.
El diseño en dos colores del salpicadero y la parte interna de las puertas define un ambiente en su interior de nivel Premium, facilitando la vida a bordo los múltiples espacios portaobjetos. Al tacto en la versión ‘Style’ –la tope de gama-, disfrutamos de volante y pomo de cambio en piel, añadiendo climatizador, elevalunas eléctricos, control de velocidad, conexión USB, y reposabrazos delantero y trasero, entre otros.
Fascina la dimensión del maletero con una capacidad de 550 litros, ampliable hasta los 1.490 con los asientos traseros abatidos. Pero más importante aún es la apertura del mismo, que se despliega con luneta trasera incluida, lo que facilita la tarea de manera rotunda.
Rendimiento
El nuevo Toledo no ha centrado sus atributos en lo puramente estético. En SEAT han buscado un vehículo eficiente, por lo que se ha trabajado en cada uno de los puntos fundamentales del apartado dinámico. La carrocería y el chasis forman un equipo competitivo, que además se beneficia de un peso muy contenido que no llega a los 1.200 kilos.
La unidad probada es 1.6 TDI-CR de 105 CV, el único en la oferta diesel, si no contamos la variante ‘Ecomotive’. Acoplado a una caja de cambios manual de cinco velocidades, la potencia total puede resultar -a priori- escasa para mover un vehículo que se aproxima a los cinco metros de largo.
Pero hoy en día el concepto ‘potencia’ debe recibir la correspondiente revisión, y es que los 105 CV, acoplados a un escalonamiento del cambio ideal y sobre todo a un par de 250 Nm a partir de las 1.500 rpm, acaban por deducir que son unos caballos más que ideales para mover al Toledo. Entre esa franja de revoluciones, y hasta prácticamente el doble, la entrega de par es lineal, lo que permite en un buen número de casos ir ‘estirando’ los cambios y con ello lograr una mejor economía de consumo. Como datos interesantes, el Toledo 1.6 TDI es capaz de alcanzar los 190 km/h, acelerar de 0 a 100 en poco más de diez segundos, obtener 4.4 litros de consumo ponderado a los 100 kilómetros, y una emisión de CO2 de 114 g/km.
Flash SEAT Toledo 1.6 TDI 'Style'
Apartado dinámico
En ocasiones puede resultar engorroso moverte con vehículos de estas dimensiones por carreteras como las que tenemos en Canarias, incluyendo carretera de montaña, vía rápida o también en ciudad. Pero en el Toledo no hay miedo hacia estos retos, conjugando a la perfección una dirección electrohidráulica eficaz con una buena visibilidad en términos generales. Un punto de visión que sólo se ve comprometido en la luneta posterior, que al ir tan ‘tendida’ ofrece un campo de visión más reducido de lo normal.
En carretera de montaña la agilidad y escalonamiento del cambio, unido a la respuesta del motor desde un bajo régimen, permiten conducir de forma ágil y sin ningún tipo de estrés. En vías rápidas el Toledo sigue mostrando cualidades, ya que se mueve con excepcional aplomo, en parte gracias a su sistema de suspensión, tipo McPherson con trapecios inferiores y barra estabilizadora en el eje delantero, y barra de torsión en el trasero.
Texto: Javier Viera | Fotos: Gustavo Alonso