Nos ponemos a los mandos del que debe ser uno de los pilares básicos de la marca en el futuro inmediato, la berlina Q50 en su variante GT Premium. Con ella, Infiniti va a la conquista del mercado europeo.
En Infiniti se han puesto las pilas y su propósito es terminar de asentarse en el continente europeo. Con ese objetivo nace el Q50, una berlina que puede generar un volumen de ventas interesante para la marca –su precio de partida en Canarias nace alrededor
de los 32.000€-, y es que el producto llega acompañado de diseño, tecnología y prestaciones. En MotoraDiario.com nos hemos puesto al volante del diesel de 2.2 litros y 170 CV fruto de la alianza con Daimler, con transmisión automática y nivel de acabado GT Premium.
Terminación superior
El interior del Q50 de Infiniti rezuma calidad. Por un lado se percibe el generoso espacio para los ocupantes, acentuado en las plazas delanteras con el salpicadero de doble onda. Esta zona alberga todos los soportes tecnológicos, de los que ya les hemos hablado en nuestro artículo de lanzamiento. Unido a la consola central, pasando por las dos pantallas táctiles de siete y ocho pulgadas, el tridente diseño-armonía-confort queda perfectamente resuelto en las plazas delanteras, cuyos asientos de cuero son calefactables.
La línea exterior deja intuir también un buen espacio para los ocupantes de las plazas traseras y, en general, todas se benefician en la unidad probada de algunos aspectos del paquete ‘Confort’, que entre otros detalles incluye sistema de climatización Dual con recirculación de aire y purificador de aire Plasmacluster, entre otros. Su maletero tiene un volumen de 500 litros -100 más que la versión híbrida- y es que, ya lo decía al inicio del párrafo, las cotas exteriores determinan un ‘jugoso’ espacio para el disfrute de los ocupantes.
Sensaciones al volante
Desde el puesto del conductor el Infiniti Q50 deja bien claro que tiene su propia personalidad. Cada elemento vital está el alcance de la mano del conductor, y su integración en el conjunto es perfecta. Incluso, la pantalla táctil superior permite calibrar su luminosidad, evitando así que nos moleste su reflejo en el parabrisas, especialmente cuando circulamos de noche. De resto, el Q50 te acoge con honores, siendo un fiel amigo para las distancias largas.
Pero vamos al centro del Q50, a su propulsor diesel de 2.2 litros y 170 CV de potencia. El cliente tiene la opción de tomar esta opción o bien declinarse por el novedoso 3.5h, un híbrido gasolina/eléctrico con nada menos que 364 CV. Pero eso son palabras mayores.
La unidad probada, como les hemos comentado con anterioridad, equipa la 2.2 –se pone en marcha mediante un botón en el salpicadero-, cuya única pega la encontramos en la rumorosidad a medio régimen de carga. Pero sin duda los números juegan a su favor. Su par máximo es de 400 Nm entre las 1.600 rpm y las 2.800, es capaz de alcanzar los 230 km/h y acelerar hasta los 100 km/h en 8,5 segundos, datos obviamente recogidos con la transmisión automática de siete velocidades a la que hemos tenido acceso. Hay que tener en cuenta que el peso en vacío –de la variable probada- es de 1.750 kilos, por lo que en orden de marcha puede estar perfectamente alrededor de los 2.000. Con esta premisa, el Q50 2.2 presenta un competitivo consumo medio de 4,8 l/100 km, 0,4 más que la versión manual de seis velocidades. Por otro lado, las emisiones de C02 se detienen en 124 g/km.
Flash Infiniti Q50 2.2 GT Premium
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Diseño con personalidad
Desde cualquier punto de vista, el resultado final del Q50 muestra una imagen muy elaborada. |
Puesta en marcha
El Infiniti Q50 pone en funcionamiento su propulsor mediante un botón situado tras el volante. |
Frontal potente
La parrilla delantera y los grupos ópticos definen el acertado y singular rostro del Infiniti Q50. |
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Zaga muy limpia
La parte trasera del Q50 no muestra ningún tipo de saturación, destacando las ópticas de doble cuerpo. |
Media luna
La puerta trasera dibuja una parte superior estudiada, la cual persigue un efecto dinámico. |
Doble pantalla
Mediante ambas adaptamos nuestras preferencias y gustos a nivel tecnológico y entretenimiento. |
En marcha, y especialmente en vía rápida, el Q50 se desenvuelve como pez en el agua. Lejos de exigirle niveles de carga al motor que nos recuerden su único lunar, la ‘paz’ en el habitáculo es máxima. Su coeficiente aerodinámico (Cx: 0,26) y la insonorización se antojan fundamentales para disfrutar plenamente de la conducción.
De la misma manera actúa la dirección asistida electro-hidráulica, variable en función de la velocidad. La suspensión delantera es independiente, con una estructura que presenta doble horquilla con resorte helicoidal, amortiguador y barra estabilizadora. La trasera, también independiente –el vehículo es propulsión trasera-, es multilink con amortiguadores de paso de doble flujo y barra estabilizadora.
El Q50 en todas sus variantes ofrece la posibilidad de seleccionar el modo de conducción, y en el GT Premium no iba a ser menos: personal, standard, sport y snow son las opciones a las que podemos acceder en cualquier momento de nuestra ruta, seleccionando nuestra preferencia mediante un pulsador situado entre los asientos delanteros. Para facilitar la vida del conductor, y teniendo en cuenta los cerca de cinco metros de longitud del Q50, dispone de sensores de aparcamiento y cámara de visión trasera.
Artículo de lanzamiento
Texto: Javier Viera | Fotos: Gustavo Alonso