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Hoja de ruta: Madeira, día uno

Rallyes  |  Javier Viera  |  02 agosto 2017 19:56

Viajar a Madeira era algo que tenía en mente; si coincidía, o más bien lo hacía coincidir, con su rallye, mejor que mejor. El Rallye Vinho Madeira ha sido un referente a nivel internacional y, aún hoy, lo sigue siendo a pesar de no estar incluido en el European Rallye Championship. Al fin podré disfrutarlo.

Llegar a Madeira es sencillo, al menos si vives en Gran Canaria. En apenas una hora y 30 minutos se conectan ambos archipiélagos. En mi caso he tomado el vuelo NT 912 operado por Binter, empresa que desde hace varios años une ambos países. Aquí, la popular chocolatina es superada por un sándwich, un zumo y un donuts.

 

Reconozco que volaba con algo de temor; había escuchado hablar que aterrizar en la isla era algo complicado pero, por fortuna, ha sido un vuelo perfecto. Nada más recoger el equipaje, en pleno aeropuerto, un Fiat ‘de la época’ estaba expuesto. Buena manera de calentar el ambiente.

 

Y de ahí al Tecnopolo, cuartel general del ‘Vinho de Madeira’. Recogida de acreditaciones, detalles incluidos de los patrocinadores y resolución de algunas dudas, todo ello de la mano de Cátia Teles, ágil y eficaz en todo lo que concierne al gabinete de comunicación de su rallye.

 

Ya eran algo más de las 14:00 h, por lo que era momento de realizar el check-in en el Hotel Orquidea de Funchal. Está apenas a tres kilómetros del Tecnopolo, pero no hay que dudarlo, mejor coger el coche que no caminar por las interminables cuestas de la isla. Ya había intuido que aparcar por la zona mi pequeño Ford Fiesta iba a ser difícil, muy difícil. Lo mejor era hacer uso del parking que está a 20 metros de la entrada del hotel. Por fortuna, nada caro.

 

Y llegó la hora de comer. Tripadvisor se convierte, en ocasiones como ésta, en tu mejor amigo. La ubicación de mi ‘cuartel general’ es ideal; a un paso del podio y de la Avenida do Mar donde arranca la prueba en la tarde-noche del jueves. También del Restaurante O Garrafao, escenario de los primeros sabores que descubro de esta preciosa isla. Para calmar la sed, Brisa Maracujá, o lo que es lo mismo, ‘Refrigerante de sumo de fruta’, tal cual reza su etiqueta. Nada menos que 25 premios tiene la bebida.

 

Para calmar el apetito un ‘bolo do caco’. Es un pan típico de esta tierra, ‘calentito’ y abierto por la mitad. La mantequilla de ajo lo convierte en algo sabroso. Posteriormente, una sopa de tomate y cebolla y, como rey de la jornada, ‘espada com banana’. Un pescado muy suave servido sin espinas que se convierte en una golosina en su fusión con el plátano. Es una receta típica de Madeira.

 

Semejante atracón había que digerirlo, así que lo mejor era caminar bajo un sol que aquí también llega fuerte. Diferentes plazas de Funchal me acercaron al podio que antes comentaba. Está situado en una calle paralela a la Avenida do Mar, que ya recibe todo tipo de atenciones para el tramo del jueves. Por cierto, los pilotos reconocerán ese recorrido hoy por la noche. En esa zona se encuentra el Pestana CR7 Hotel y el CR7 Museu, un lugar de culto para los ídolos de Cristiano Ronaldo.

 

Había que volver al Tecnopolo. Allí se realizaban las verificaciones y de paso los medios de comunicación acreditados recibíamos unos ‘pases’ con una hora límite para acceder a las especiales en sus segundas pasadas, ya que no se abren al público.

 

Esta noche toca seguir descubriendo los sabores de Madeira y no descarto darme un salto a los ‘recce’ de Avenida do Mar, un buen aperitivo antes del shakedown de mañana.

El ‘Vinho Madeira’ y su vínculo con Canarias
La cita lusa fue el primer escenario internacional de los pilotos canarios. En 1962 una expedición de 15 pilotos de Canarias viajaba a esta cita. Entre los más conocidos encontramos a José Luis Ponce, Hilario Gómez y Agustín Alemán, entre otros.

Las participaciones eran asiduas y cada año un buen número de equipos locales ponían rumbo a Madeira por vía marítima. Los buenos resultados tardaban en llegar, pero la consideración hacia los nuestros estaba ahí. Pedro Cruz llegó a lucir el número uno en su Lancia Fulvia HF 1.6 en la edición de 1969.

La mejor posición de un equipo canario en Madeira está a punto de cumplir 30 años. Fernando Capdevila, acompañado por Juan L. Estévez, fue tercero y primero de Grupo N con un BMW M3 en la edición de 1988. Un año antes, José María Ponce-Gaspar León llevaban su BMW 325i a la quinta plaza y a la victoria en Grupo N, lo que le sirvió al grancanario para ser piloto prioritario.

Muchos de los mejores pilotos canarios han acudido en alguna ocasión al Rallye Vinho Madeira. A los Ponce y Capdevila se han unido Ángel Dávila, Carlos Hafner, Francisco Hernández, Manuel Rodríguez, Diego Suárez, Carlos Alonso-Lamberti, Manuel Acosta, Carlos, Tomás González, Toñi Ponce, Luis Monzón, Sergio Marrero y Yeray Lemes, entre otros.

El último en acudir fue el tinerfeño Víctor Delgado, que con su Mitsubishi Lancer Evo IX no pudo completar la prueba en 2011. En total, los equipos canarios han acudido a un total de 26 ediciones del ‘Vinho Madeira’.

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