En 1990 Carlos Sainz y Luis Moya afrontaban su segunda temporada en el seno del Toyota Team Europe. Era también su segunda participación en el Rallye de Monte Carlo, al igual que la de Didier Auriol y Bernard Occelli. Los franceses, con un Lancia Delta Integrale, eran los grandes rivales de la pareja española. Altaya y su colección ‘Grandes coches de rally’, le dan forma a su quinta entrega con la máquina de los franceses, triunfadora en el ‘Monte’ de 1990.
Aquel año el ACM, organizadora de la prueba, cumplía 100 años. Por ello, los números mostraban bien grande el 1890-1990 al que hacía referencia ese siglo de vida. La nieve, sin embargo, no acompañó esa edición. Así, sin que el acierto en la monta de neumáticos fuese clave, Auriol-Occelli y Sainz-Moya comenzaron una batalla épica.
De los 28 tramos programados se canceló uno y, una buena muestra del ritmo de los dos candidatos, son las 24 especiales que hicieron suyas. Saby se impuso en tres, uno de ellos empatado con los actores principales en Lancia y Toyota, y Biasion en dos, uno calcando el crono de su compañero Auriol.
En una lucha igualada, la clave estuvo en la noche del Turini. Más de 140 kilómetros cronometrados con inicio a las 20:15 del jueves 24 de enero y fin con el inicio de la última especial a las 7:52 h de la mañana. Eran otros tiempos…
Hasta la última hora de la tarde del jueves las fuerzas estuvieron muy igualadas pero, en el momento decisivo, el Lancia voló. Auriol se impuso en seis especiales por una de Sainz. El madrileño declaraba que no había aflojado el ritmo en ningún momento, Auriol que había encontrado un estado de gracia que incluso sorprendía a su copiloto.
En cualquier caso, y como reza el libra ‘Carlos Sainz, pasión por ganar’ de Javier Rubio (El País Aguilar, 1996), “algunos informadores viajaban en sus coches con unos aparatos que permitían escuchar las conversaciones que los equipos mantenían con sus propias emisoras de radio”. En medio de la noche, el coche de Auriol recibía un nuevo turbo y una centralita, posiblemente después de que se probasen diferentes soluciones en el coche de Saby. En esas declaraciones, como indica la obra de Rubio, Claudio Lombardi, ingeniero de Lancia, preguntaba: “si ha fatto el intervento?” A partir de ahí el Lancia voló hasta lograr la victoria.
Un duelo que dejó a ambos separados por una cincuentena de segundos y a Biasion, tercero, a más de tres minutos y medio. Carlos y Didier siguieron siendo protagonistas del Rallye de Monte Carlo durante buena parte de los años 90.
Clasificación Rallye Monte Carlo 1990
1. Auriol-Occelli (Lancia Delta Integrale 16v), 5h56:52
2. Sainz-Moya (Toyota Celica GT Four), a 52”
3. Biasion-Siviero (Lancia Delta Integrale 16v), a 3:39
El modelo
Con todo lujo de detalles, Altaya recrea este mítico modelo. Los colores de Martini presiden buena parte de la carrocería tal cual lo hacía el modelo original. Socios técnicos, como Michelin, Turbo Garrett, Carello, Magneti Marelli, Weber, Selenia, Valeo o Fiat Lubrificanti, los encontramos en el lugar y proporción exactos. La pegatina de Sestrieres, lugar desde donde Lancia partía en la etapa de concentración previa al arranque de la prueba, no podía faltar.
En cuanto a la carrocería, las proporciones son correctísimas. El ensanche de las aletas anteriores y posteriores, sus clásicos retrovisores, la parrilla con el ribete rojo, el cubrecárter e, incluso, la doble óptica característica de este modelo, nos transportan a otra época. Los aireadores típicos de esta etapa no faltan; van unidos a las llantas Speedline que, a su vez, van montadas sobre unos neumáticos tipo slick. La matrícula: TO-36177N. Mide 214 mm de largo, 95 mm de ancho y 70 mm de alto.
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