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206 WRC: visión de futuro

Rallyes  |  Javier Viera  |  01 noviembre 2017 20:42

La colección ‘Grandes coches de rally’ que ofrece Altaya sigue avanzando y esta vez trae a MotorADiario.com otra reproducción significativa, el Peugeot 206 WRC. Para la ocasión han elegido la versión con la que el finlandés Marcus Grönholm conquistó el Rallye de Suecia de 2002, la temporada en la que materializó su segundo y definitivo título de campeón del mundo.

El Peugeot 206 WRC anda a caballo entre el siglo pasado y el actual. Se vio por primera vez en la Carrera de Campeones celebrada en Gran Canaria en 1998. Su debut oficial en el campeonato del mundo se produjo en 1999, concretamente en un Tour de Corse con cierto tinte histórico: en aquella edición se estrenó lo que hoy conocemos como ‘Power Stage’ y, también, el ‘Súper Rallye’.

Lo del Peugeot 206 WRC fue como llegar y besar el santo. La experiencia de Peugeot Sport con el 205 T16 y con el 306 Maxi Kit Car podría dejar alguna pista sobre lo bien que se hacían las cosas en el seno de Peugeot Sport, pero lo cierto es que las expectativas fueron superadas con creces.

En el año 2000 Marcus Grönholm ya fue campeón del mundo con esta unidad. Fue un modelo que iba evolucionando a nivel mecánico e incluso estético, sin olvidar esos paragolpes sobredimensionados y casi obligados para dar con la ‘talla’ mínima.

 



En el año 2002, después de haber cedido el título un año antes, Marcus Grönholm volvía a encontrarse cómodo, a pesar de contar con el campeón Richard Burns en el mismo equipo. Logró un número importante de victorias –nada menos que cinco- en la temporada de eclosión de Sebastien Loeb, sellando su segunda y definitiva corona.

Como era norma en esa etapa del WRC, el Rallye de Suecia era la segunda fecha en el calendario. Se disputaba la primera semana del mes de febrero con un total de 16 tramos cronometrados y cerca de 400 kilómetros contra el reloj. La especial más larga era la de Granberget, de 40,51 kilómetros, que se celebraba en dos etapas diferentes, aunque casi más importante era el tramo que iba a dar por concluida la prueba: Hagfors, con 39,85 km.

 

Marcus fue el primer líder de la prueba gracias a la victoria en el primer tramo cronometrado, pero no volvió a ganar una especial hasta la segunda jornada. La regularidad, sin embargo, le devolvió al liderato en el quinto tramo (primera etapa) y no abandonó lo más alto hasta llegar al final. Ganó un total de seis especiales, cinco de ellas consecutivas, entre la siete y la once, imponiéndose a la postre con casi un minuto y medio de ventaja. El buen ritmo de Peugeot en la deslizante superficie de Suecia lo demostraba el segundo puesto de Harri Rovanperä, ganador de un par de tramos; Burns, con otro Peugeot, ganó tres.

 

El británico se impuso precisamente en esa especial que cerraba el rallye, lo hizo a un promedio de 121 km/h. También a una media de 121 km/h otro británico, en este caso McRae, voló por la especial más larga de la prueba. ¡Una locura!


Clasificación Rallye de Suecia 2002
1. Grönholm-Rautiainen (Peugeont 206 WRC), 3h07:28.6
2. Rovanperä-Pietilainen (Peugeot 206 WRC), a 1:24.5
3. Sainz-Moya (Ford Focus WRC), a 2:25.8

 



El modelo
Una vez más la miniatura que nos ofrece Altaya con su colección ‘Grandes coches de rally’ destaca por sus acertadas proporciones y por la fidelidad de su decoración. Si en 1999 su base era blanca y en 2003 roja, entre 2000 y 2002 era gris. Se apoyaba en unas manchas rojas en el frontal y en los bajos laterales, sobre los cuales se instalaba la publicidad de Total, sponsor principal del equipo.

Durante aquella temporada aún se empleaban los números ‘grandes’, en este caso refleja el número dos –el uno era para Burns como campeón del mundo- con la publicidad principal de Uddelhom. La propia identidad gráfica del modelo, los logos de Clarion, Michelin, PPG Autocolor y Sparco, se ajustan a la realidad de aquel modelo.

Como apuntes estéticos, la entrada de aire situada en el techo, las antenas ubicadas en el mismo, el elaborado y aparatoso alerón posterior, así como los característicos paragolpes, el delantero tremendamente aireado, sellan una excelente miniatura. Queda rematada con los estrechos neumáticos con clavos –símil- característicos de la prueba escandinava; iban montados en unas llantas especiales –firmadas por O.Z. Racing- con un núcleo muy característico dispuesto hacia el exterior.

 

La minuatura mide 218 mm de largo, 96 mm de ancho y 80 mm de alto.

Más información sobre la colección ‘Grandes coches de rally’ de Altaya pinchando aquí.

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