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Aunque se había dejado ver un par de temporadas antes, fue en 1983 cuando el Lancia Rally 037 retó a la nueva tecnología que pretendía imponerse en el mundial de rallyes. La colección ‘Grandes coches de rally’ de Altaya nos lo pone al alcance de la mano recordando la versión que esa temporada ganó el Tour de Corse de 1983 con Markku Alen al volante.
Aquella edición de la prueba corsa contaba con 32 tramos cronometrados divididos en tres etapas. Con 1.066 kilómetros contra el reloj, los 420 de la primera etapa nos dan buena cuenta de cómo era el WRC en aquella década. El tramo más largo de aquella edición se disputaba el último día, ‘Liamone-Suaricchio’, con 82,80 kilómetros cronometrados. Pero ojo, ¡seis del total pasaba de los 50 kilómetros contra el reloj!
Si bien Audi llevaba la voz cantante en cuanto a victorias gracias a los triunfos de Hannu Mikkola en Suecia y Portugal, el Lancia Rally 037 había mostrado su potencial en asfalto con el triunfo de Walter Rohrl en ‘Monte Carlo’. Con la llegada a esa superficie, los coches de la armada italiana iban a poder llevar la voz cantante.
Y no defraudaron. El alemán comenzaba dominando la tabla gracias a su mejor tiempo en los 33,20 kilómetros de ‘Verghia-Albitreccia’, pero lo perdía una especial más tarde al caer en manos de Jean-Claude Andruet, que cedía el testigo al protagonista de esta miniatura. Tres scratch consecutivos dejaban a Alen en el liderato, hasta que en la quinta especial era Rohrl el que recuperaba el testigo.
Andruet volvía a escalar hasta el primer puesto en la octava especial y mantuvo esa posición hasta mediado el recorrido del Tour de Corse. El ritmo de los 037 era tan alto que nadie podía igualarlo. No fue hasta la especial 17 cuando Hannu Mikkola pudo imponer de manera puntual su Audi Quattro.
Para ese momento, Markku Alen ya se había instalado en el primer lugar de la clasificación y su intención era no ceder más el testigo. Lo logró. Ganó un total de nueve especiales, por lo que la regularidad y la templanza en los momentos más complicados le llevaron a conseguir un triunfo absolutamente inesperado.
La máquina italiana logró prácticamente el total de scratch. Además de los conseguidos por Alen, Rohrl y Andruet, Adartico Vudafieri y Attilio Bettega también sumaron, lo que les valió para colar hasta cuatro ‘037’ en las cuatro primeras posiciones del Tour de Corse de 1983.
Fue precisamente Bettega –piloto que perdería la vida dos años después en este mismo rallye y con una máquina similar- el que se impuso en el tramo más largo de esta edición; necesitó una hora y dos minutos después de rodar a una media de 80 km/h.
Este resultado fue clave para que Lancia lograse a final de año el título mundial entre los fabricantes. Un dato notorio cuando la tracción integral se imponía en estos primeros compases de los 80; fue el último de una marca que empleaba una máquina con tracción a un solo eje.
Clasificación Rallye Tour de Corse 1983
1. Alen-Kivimaki (Lancia Rally 037), 12h43:38
2. Rohrl-Geistdorfer (Lancia Rally 037), a 1:49
3. Vudafieri-Pirollo (Lancia Rally 037), a 6:30
El modelo
Los colores de Martini que visten el Lancia Rally 037 ya nos proponen un viaje a otra etapa, sin duda brillante y absolutamente épica en el mundial de rallyes. La carrocería está muy bien rematada y merece ocupar un lugar de privilegio entre las unidades de la colección ‘Grandes coches de rally’ de Altaya.
La vista frontal, con las cuatro ópticas, la clásica parrilla, el capó… se ajustan al modelo real. En el lateral, los cortos voladizos o las clásicas llantas Speedline siguen la misma línea, al igual que la zaga. Ahí, el paragolpes posterior que se dejó de montar en 1984, los pilotos traseros en forma redonda, la clásica salida de escape, terminan por definir un modelo exquisito. En este caso hay que hablar también de la vista superior. El techo abombado para dar cabida a sus pilotos más altos y la vista del motor nos muestran un coche muy diferente a los de la actualidad. En esa diferencia hay que subrayar los neumáticos slicks que equipa esta miniatura en escala 1:18, con los traseros más anchos que los delanteros.
Todos los patrocinadores del equipo se ajustan a la realidad. Toma protagonismo la imagen de Martini porque sus colores hacen de vestido desde el principio hasta el final. Se combina con la imagen de Lancia, especialmente visible desde el frontal, y tampoco se olvidan los socios técnicos, como Pirelli, Siem, Olio vs Fiat, Magneti Marelli, Ferodo… El logo de Pininfarina en el lateral, y el de Grupo B en la puerta, están ubicados en los lugares correctos.
Es uno de los modelos de mayor longitud de toda la colección con sus 218 mm; uno de los más anchos, 102 mm en el eje posterior, y uno de los más bajos, 67 mm. Sin duda, unas cotas muy propias de aquella época.
Más información sobre la colección ‘Grandes coches de rally’ de Altaya pinchando aquí.
