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Por Javier Viera | Gran Canaria
El 24 y 25 de marzo de 1995 Gran Canaria se paralizó. La razón no era otra que la celebración de una nueva edición del Rallye El Corte Inglés. A mediados de los 90, y con las marcas de tabaco absolutamente volcadas en el mundo del deporte del motor, la prueba grancanaria era toda una fiesta. A ello contribuían los equipos locales, que para la ocasión se armaban hasta los dientes.
Para poner en antecedentes a nuestros lectores, un año antes, Luis Monzón y Nazer Ghuneim lograban una histórica victoria al volante de un Ford Escort RS Cosworth, rompiendo así una sequía que se alargaba desde 1978. Por otro lado, en 1995, llegaba al fin el ascenso al coeficiente 20, por lo que la prueba tocaba techo en el Campeonato de Europa de aquellos tiempos. En lo puramente deportivo, sobre el papel, los vehículos de tracción total eran los grandes protagonistas, por lo sorprendía la arriesgada estrategia de José María Ponce y Gaspar León. Los de Marlboro optaban por un BMW M3, un arma conocida para ellos pero, a priori, en desventaja frente a las monturas actuales. Tal es así, que Monzón llegó a entonar su famosa frase: “Si José Mari Ponce me gana, le pego fuego al coche”. Una sentencia que, a posteriori, le jugó una mala pasada y que dividió, deportivamente, a los Monzonistas y a los Poncistas.
Con una calima que aún se recuerda, el primero que dio un golpe en la mesa fue, precisamente, Luis Monzón. El satauteño marcó un tiempazo en los 30 kilómetros de ‘Telde – La Plata’ y parecía sentar las bases de su segundo triunfo consecutivo. Ironías del destino, su liderato fue fugaz al volcar y abandonar en la Era del Cardón tras adelantar, en plena especial, al Ford del austriaco Kurt Göttlicher.
En ese escenario, Ponce-León marcaban el mejor tiempo, aunque el liderato provisional pasaba al Toyota Celica 4WD de Bertone-Chiapponi. Los italianos habían vencido unos meses antes en el Rallye España-Cataluña, que en la temporada 1994 puntuaba exclusivamente para el mundial de ‘dos litros’. En plena batalla con los del BMW M3, y cuando marchaban camino de consolidar su privilegiada primera posición, llegó la fatídica rotura del turbo de su Toyota en el peor momento posible, es decir, en una nueva pasada por los 30 kilómetros de ‘Telde – La Plata’. Por el camino, los transalpinos se dejaban más de seis minutos y con ello toda opción a la victoria.
Así, con los 4x4 quedándose por el camino, y aprovechando su sensacional ritmo, José María Ponce y Gaspar León tumbaban todas las apuestas e iban a afrontar la jornada definitiva con una sólida ventaja. Una segunda etapa que le robaba el sueño al campeón de España de 1991 y a sus fieles seguidores.
La gran barrera
En los 80 y también en los 90, Ponce se quedó a las puertas de un triunfo que parecía resistirse. En 1987 estuvo a punto de doblegar a Carlos Sainz, justo, en la eclosión del piloto nacional más importante de todos los tiempos. Su BMW M3 y el Ford Sierra RS Cosworth del madrileño limaban cada milímetro de las carreteras de la isla, decantándose el triunfo a favor del dos veces campeón del mundo, que ese año alcanzaría su primer título de campeón de España y, además, debutaba en el mundial con un mejor tiempo en la primera especial del Rallye de Portugal. En ‘El Corte Inglés’, la diferencia entre ambos fue de apenas unos pocos segundos.
Un año antes, en 1994, la etapa definitiva del Rallye El Corte Inglés también le impidió alcanzar su sueño, su gran objetivo después del título nacional de 1991. Él, junto a Monzón, libró una batalla que pudo caer de cualquier lado. Sus dos Ford Escort RS Cosworth se llevaron todo el protagonismo y, cuando parecía tener atada la victoria, la mecánica le dejó en la cuneta camino de Moya, ya muy cerca del final.
Ahora, en 1995, la situación parecía volverse a su favor. Por detrás tenía a Goyo Picar-Víctor Pérez, que estaban centrados en seguir conociendo su Ford Escort Grupo A, ya que para ellos era la segunda carrera en esta categoría tras su debut en el Rallye de Maspalomas celebrado en las postrimerías de 1994. Un poco más atrás, los F2 de Oriol Gómez y Jesús Puras, campeón de España y del mundo (Grupo N) en 1994, respectivamente, eran protagonistas en otro de los focos de la general.
Mediada la jornada, a Ponce-León le salían todas las cuentas. Reforzaban su liderato y, a priori, era cuestión de llegar a la meta final situada, como en la actualidad, en el Parque Santa Catalina de la capital grancanaria. Pero los tiempos comenzaban a sembrar dudas. De repente, y con la lógica preocupación de los espectadores, el BMW M3 comenzaba a ceder unos segundos más que alarmantes, hasta tal punto que Picar-Pérez se percatan, huelen sangre y prueban suerte.
Pero ya era tarde. Lejos de alarmar y de dar pistas, los de Marlboro escondieron su situación hasta donde la situación se los permitió, haciendo buenos una veintena de segundos para sellar su primer y brillante triunfo en el Rallye El Corte Inglés. Un estresante desenlace que, para ellos, tuvo el mejor de los finales.
De ese modo, llegaba la segunda victoria consecutiva para un equipo canario, además con doblete, ya que Picar-Pérez confirmaban la segunda plaza después de su sprint final, completando el podio Jesús Puras-Alex Romaní, con un Citroën ZX 16v con el que acabarían proclamándose, al final de aquella temporada, campeones nacionales.
Ponce y León terminaron la temporada 1995 conquistando el Regional y el Provincial de Las Palmas, combinando hace 25 años un BMW M3 y un Ford Escort RS Cosworth.
Foto: Elena Vega
