Ferrari no pierde su esencia y lo demuestra con su nuevo 812 Superfast. Estilo Ferrari, corazón Ferrari. Esta bestia, porque no encontramos otro apelativo, se verá por primera vez en la muestra de Génova.
Su corazón late a través de 12 cilindros dispuestos en V a 65º. En su interior nacen 800 CV que arrojan otra cifra descomunal: 718 Nm de par a 7.000 rpm, aunque la casa italiana cuenta que el 80% de ese registro ya emerge a 3.500 rpm, lo que hace al 812 Superfast un vehículo más ‘manejable’. Su motor cuenta con 6.500 centímetros cúbicos, por lo que cada litro ofrece algo más de 120 CV. Una auténtica locura. La inyección de combustible llega a 350 bar, empleando una tecnología habitual en los extintos motores aspirados de la Fórmula 1. Su caja de cambios es específica y de doble embrague.
Su filosofía recoge el testigo del F12 berlinetta y el F12 tdf. Es un compendio de vehículo de competición 
en la carretera y en la pista, pero también confortable, como demandan sus clientes. En este sentido juega su dirección asistida eléctricamente, así como los controles electrónicos, entre ellos la versión 5.0 del sistema antipatinaje.
El diseño exterior es puro Ferrari. Su exclusivo color ‘Rosso Settanta’ no esconde los aditamentos aerodinámicos, en algunos casos elementos activos, para favorecer el rendimiento a alta velocidad. Las cuatro salidas de escape también hacen un guiño a modelos de otra época. En el interior el gusto es igualmente inconfundible, redundando nuevamente en el confort al emplear asientos más ergonómicos y un nuevo volante.
Su peso es de 1.525 kg, descansando un 47% del mismo en el eje anterior y un 53% en el posterior. Su velocidad máxima es de 340 km/h, destacando en este sentido su aceleración de 0 a 100 km/h: apenas 2,9 segundos. En otro escalón queda su consumo: 15 litros a los cien kilómetros y 340 g/km de CO2.