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Enrique Cruz, cinco veces campeón canario de rallyes y ocho de montaña. Yeray Lemes, campeón de España de rallyes sobre tierra en 2009 y subcampeón del mundo Junior en 2013. Después de años piropeándose, se han encontrado frente a frente en la lucha por el Regional 2019. El primero afronta esta recta final con 33 años de edad, el segundo con 32.
Hasta ahí todo es perfecto. Dos jóvenes de indudable calidad que además representan a las dos provincias del archipiélago canario. Una misma generación midiéndose con un GT y un R5. Además, hasta la fecha ambos se reparten dos victorias de un total de cinco rallyes celebrados. ¿Qué más se puede pedir? Sobre el papel, poco. Pero, ¿no hay algo más? ¿Morbo? Perfecto, también lo hay. Y eso no está mal. Todo buen campeonato que se precie ha de tener esa salsita picante. Sí, como hacían los de antes, los Ponce o Monzón antes de un Rallye El Corte Inglés. Por ejemplo. Y bien que disfrutábamos. ¿Era otro estilo? Es probable.
Y cuando se daba la salida al primer tramo, adiós bobadas. A correr, de eso se trata. Y como se suele decir: que gane el más rápido. Al final, todos felices a casa. Los que más, los aficionados.
Ciertos tintes de lo que comento lo estamos viendo en 2019, aunque con matices preocupantes. Obviamente, el proceso del caso ‘Comarca Norte’ aún sigue latiendo. Los favorecidos o los perjudicados, por dividirlo en dos grupos, no piensan lo mismo sobre la resolución del Juez Único. Un documento que, más que por su dictamen, sorprendía por las faltas de ortografía, de expresión y por el ataque sin miramientos hacia los Comisarios Deportivos. Sin duda, no está a la altura de lo que precisamos.
Es, en esas fechas, cuando encuentro las razones que hoy me preocupan. Decisiones lentas que, incluso el Provincial –el ‘Comarca Norte’ también está incluido en ese certamen-, ha desarrollado dos rallyes más sin conocer los puntos de la cita en cuestión. Por otro lado, los dos equipos inmersos en la pelea por el Regional han tardado un mes y medio, prácticamente, en conocer la decisión del Juez Único.
En 2002, hace 17 años, Carlos Sainz ganó el Rallye de Argentina cuando había acabado tercero. Lo hizo el mismo día en el que acabó la prueba. Primero, Marcus Grönholm fue descalificado por recibir asistencia ilegal. Posteriormente, Richard Burns siguió el mismo camino porque su volante motor pesó 20 gr menos. En Canarias, además de la hora menos, se toman las cosas con algo más de calma.
El último caso en el que los deportistas y los comisarios han vuelto a toparse lo encontramos en el Rallye La Palma Isla Bonita, la que ha sido siguiente parada del Regional después del ‘Comarca Norte’. Ahora, el motivo es la no atribución de los puntos del TC+. Después de una comunicación en el briefing, casi 24 horas antes de que acabase la prueba, nadie tuvo a bien poner la casa en orden para aclarar un punto vital en esta recta final de la temporada. Veremos en qué queda la cosa. Veremos, si hay una respuesta antes del ‘Isla Tenerife’. Pero tranquilidad, que aún resta mes y medio.
Con estos dos casos, lo que quiero reflejar, es que el entorno debe estar a la altura de las circunstancias. Los equipos arrojan por la ventana cientos de miles de euros para intentar ganar un trofeo de carácter regional y que, de no ser por la emocionante lucha que se está viviendo, para muchos pasaría desapercibido.
Lamentablemente, todo ello ha llevado a una situación que ha salpicado a bastantes personas. Lo ha hecho, incluso, a diferentes escalas. Desde los propios implicados por lo puramente deportivo, como es el caso de Enrique Cruz y Yeray Lemes –con sus respectivos copilotos-, hasta los más allegados que se presentan a continuación, a los más cercanos de estos y a los amigos de aquellos otros… Algunos no tan cercanos también han recibido la onda expansiva del caso, saco en el que se pueden incluir personas anónimas o medios de comunicación.
Y es una pena. Correr, se trata de eso. Que ambos corran, que gane el mejor. Y si algo falla, que los responsables, los árbitros de nuestro deporte, actúen con celeridad y en consecuencia. Sin colores. Por amor a lo que eligieron hacer en este mundo. Con responsabilidad. Para que todo esto vuelva a tener una cierta credibilidad y un prestigio que jamás debió perder.
Quedan dos combates. Aprovechando un símil futbolístico, un ida y vuelta que se desarrollará primero en casa del campeón y luego en la del aspirante. El destino lo ha querido así. Si faltaba morbo, ahí lleva dos tazas. Mi deseo no es otro que el de disfrutar de un vibrante desenlace, con las cuestiones previas ya resueltas y sin más daños que los ya vividos.
¿Lo veremos? Que todo se resuelva corriendo. Que el juez no sea otro que el cronómetro. Y punto. De eso se trata.
