Con 200 CV de potencia, el Volkswagen Beetle 2.0 TSI Sport DSG da un paso al frente, y lo hace además con rotundidad. La versión tope de gama da significado a una generación del Beetle más próxima al cliente masculino, sin olvidar para nada su pasado más reciente.
En un primer momento pueden parecer pocos los cambios externos, pero cabe destacarlos porque influyen de una manera acertada. Ahora el nuevo Beetle es más ancho, más largo y más bajo, tres apuntes importantes para el aspecto dinámico, y por supuesto también en el apartado estético.
A pesar de haber estirado el Beetle, los diseñadores han logrado mantener su clásica imagen, especialmente
gracias a las ópticas delanteras y a los abombados pasos de rueda. Donde más cambia el Beetle, por decirlo de alguna manera, es en la zaga, adoptando unas ópticas de trazo más horizontal, que en cualquier caso le da un nuevo aire sin discordancia. Esta misma zona acoge un spoiler sumamente coqueto que define de una manera exquisita ‘la trasera’ del Beetle.
Los paragolpes se encargan de enfatizar su deportividad. El delantero aloja una anchísima parrilla, en cuyos extremos dispone de los intermitentes y faros antiniebla. Por otro lado, el trasero ubica la placa de matrícula, además dar salida al doble escape del 2.0 TSI.
Interior evocador
Las cuatro plazas del nuevo Volkswagen Beetle han ganado amplitud, especialmente las posteriores, y ello a pesar de haber rebajado su altura total. El trazo del techo es ahora más prolongado, lo que ha dado pie a un mayor confort en las posiciones traseras. Por otro lado, los dos asientos delanteros, deportivos en la unidad probada, gozan de suficiente espacio a su alrededor, y en lo que concierte al conductor hay que destacar su óptima posición de conducción, tanto por comodidad y disposición de los mandos, como por visibilidad.
El salpicadero mantiene sus genes con una disposición vertical y una guantera con apertura hacia arriba propia de las primeras versiones, aunque en esta ocasión con una utilidad destinada a pequeños objetos, ya que un poco más abajo encontramos otra guantera en disposición más habitual y con una capacidad al orden. Eso sí, toda esta zona está cubierta por ‘óptica de carbono’, sin duda un toque racing que inspirará a sus ocupantes.
Su interior ha sido consecuente con los detalles, y cuenta con climatizador ‘Climatronic’ con regulación de temperatura en dos zonas; marcos cromados de los mandos giratorios de luces y los elementos de mando del climatizador; volante, empuñadura del freno y del cambio en cuero; reposabrazos central delantero; enchufe multimedia Media-In con cable adaptador USB y volante multifunción, entre otros. El maletero también se ha visto beneficiado por las nuevas dimensiones del Beetle, llegando a los 310 litros de capacidad, o bien a los 905 con los asientos abatidos.
Flash Volkswagen Beetle 2.0 TSI 200 CV DSG
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Identidad propia
En su nueva generación sigue conservando su estampa con todo lo positivo del siglo XXI. |
Guiño a lo clásico
A pesar de los años, sus ópticas siguen llamando a su hermano de primera generación. |
Spoiler trasero
La exclusividad y el añadido racing son fácilmente identificables en el 2.0 TSI de 200 CV. |
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Óptica de carbono
El interior combina un diseño evocador con detalles deportivos muy atractivos. |
¡Es un Beetle!
La silueta, a pesar de los años, sigue siendo inconfundible en la nueva generación. |
Llanta de 19"
El apartado dinámico se apoya en unas elegantes llantas denominadas 'Tornado'. |
Potencia a raudales
Un propulsor 2.0 TSI, 200 CV y cambio DSG, son ingredientes suficientes para extraer, cuando menos, algo interesante. Sin duda la punta de lanza de los Beetle es tan atractiva por fuera como por dentro, al menos en esta versión.
Puestos al volante, y realizando los primeros kilómetros, es fácil percibir su enérgica suspensión. Un tarado, en conjunto con su chasis, que no resulta molesto en trayectos largos, y que si resulta beneficioso en carreteras sinuosas, ayudando a mantener un guiado idóneo en todo momento, gracias en parte al poco balanceo de la carrocería.
Obviamente no podíamos dejar pasar una vez más el cambio DSG, de seis velocidades en esta ocasión. Son muchas las veces que hemos alabado este sistema de doble embrague, y una vez más en el nuevo Beetle resulta todo un acierto. Quizás sólo un pero, y no localizado precisamente en el sistema de cambio. Dada la deportividad del modelo, se echa en falta una ‘llamada’ más significativa en el panel de control respecto a la velocidad engranada, con el objetivo de disponer de esa información con una rápida mirada.
En cuanto al motor, está claro que es un prodigio en cuanto a potencia, con un par que facilita su conducción dinámica desde un rango de revoluciones relativamente bajo. Cuenta con una generosa capacidad de tracción, y la llanta de 19” ‘Tornado’ no le penaliza bajo ningún concepto en ninguna vía.
