Ya es habitual que varios equipos se trasladen hasta Andalucía para trabajar en aspectos prácticos de los diferentes WRC. Citroën se lleva la palma en este sentido, y para el estreno del nuevo vehículo no podía ser menos.
Combinando recorridos distintos, que hacía asemejarse a pruebas tipo México o Nueva Zelanda, Loeb y Ogier le sacaban la quinta esencia al pequeño y juguetón WRC, hasta tal punto de casi tener que reponerlo en las asistencias. Incluso el joven francés decidía abrir un nuevo camino en la ruta, fruto de su ímpetu en el nuevo proyecto.
El equipo galo ya comenzaba también con los nuevos test de neumáticos, y es que no hay tiempo material para dejar atrás tareas obligadas de este u otro tipo. Entre tanta pasada salían a relucir nuevas lecturas. Y es que no sólo hay que sacar el máximo rendimiento a un vehículo que cuenta con una nueva filosofía en su propulsor, con menor cilindrada que los anteriores pero con una mayor brida de turbo, lo que casi equipara la potencia, aunque la forma de entregarla podría ser muy distinta. A esto se debe sumar la puesta a punto de las suspensiones, la adaptación a los nuevos compuestos de neumáticos, etc.
Si a todo ello unimos que el proceso de adaptación del piloto también requiere un tiempo, más aún lo será cuando saquen el máximo partido a los diferenciales mecánicos de nueva hornada. Un capítulo más para ver quién, o quiénes, pueden sacarle el máximo provecho desde el primer rallye de la temporada 2011.
Por cierto, el C4 WRC también accedió alguna que otra vez al recorrido, mientras que Dani Sordo lógicamente no estuvo presente en estos test, una vez que dispone de vía libre para negociar por su futuro deportivo.
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Texto: Javier Viera | Fotos: Eduardo Oliva