Esta temporada se cumplen dos décadas del subcampeonato del mundo de rallyes en grupo N cosechado por Fernando Capdevila. En MotoraDiario.com hemos querido dar, junto al propio protagonista, un repaso a aquella mágica temporada.
Un proyecto netamente canario que duró dos temporadas, 1991 y 1992, y que además coincidía con la plena ebullición del automovilismo canario, al sumarse el título nacional de José María Ponce, la llegada de la Carrera de Campeones, un automovilismo local de auténtica envidia, etc.
MaD.- Dos décadas han pasado ya, ¿cómo ves aquel proyecto con el paso del tiempo?
FC.- Bueno, a nivel personal, fue la culminación de mis ilusiones como piloto, conseguir representar a Canarias y conocer los rallyes del mundial, conocer a tus ídolos y competir contra ellos. Poder comprobar que estabas a su nivel de conducción, en fin, era lo máximo a lo que podía aspirar. Mi sueño hecho realidad.
MaD.- Hoy en día parece imposible cubrir un programa como el que llevaste a cabo, a pesar de los intentos actuales de Yeray Lemes. ¿Dónde estuvo el secreto para enlazar tantos cabos y competir en el mejor escaparate?
FC.- Fue la consecuencia de mi inquietud y de mi perseverancia tozuda de aspirar a todo y no ceder ante los impedimentos, que eran muchos, unido a un comienzo de una carrera fulgurante. Recuerda que mi primera temporada completa de automovilismo, junto a Marga, fuimos campeones absolutos de Tenerife y subcampeones de España de rallyes de tierra. Eso me ayudó a entrar en un equipo oficial como Sauermann Competición. Esto me permitió destacar en la península y luego me abrió muchas puertas para reunir el presupuesto necesario, porque no sólo estaba Turismo de Canarias, sino Ford, Cepsa, Tourespaña, Alcampo, Asinca, etc.
MaD.- En el plano deportivo contaste con un Ford Sierra Cosworth de grupo N, que si no he entendido mal aún conservas. ¿Cómo era esa categoría en aquel entonces y cuánto ha cambiado en la actualidad?
FC.- Lo tengo en casa exactamente como terminó en el RAC de Inglaterra 91, su última carrera, hasta con el número 16 en sus puertas y en perfecto estado. Las cosas han cambiado sobre todo en el apartado de seguridad y en el desarrollo tecnológico y de ingeniería. El resto es parecido, aunque ahora los rallyes han perdido el concepto de resistencia para pilotos y máquinas. Son rallysprints, donde tanto piloto como vehículo no sufren como antes.
MaD.- El programa que seguiste aquella temporada, la de 1991, ¿qué rallyes abarcaba?
FC.- En el 91 corrimos: Portugal, Córcega, San Remo, Acrópolis, Argentina, Cataluña, Mil Lagos, y RAC de Inglaterra.
MaD.- Al desconocer todas las pruebas imagino que el comienzo debió de ser muy duro, ¿cómo recuerdas las primeras citas?
FC.-Era muy duro y se entrenaban muchos días, pero fue una experiencia fantástica. Además tuve la suerte de coincidir con Carlos Sainz y me facilitó muchísimo las cosas. No llegábamos “perdidos” a cada rallye. Luis Moya nos reservaba los hoteles y hacíamos el mismo programa de entrenos. Prácticamente convivíamos juntos 25 días al mes. Fue una ayuda impagable y de la que surgió una gran amistad paralelamente a la maravillosa experiencia vivida.
MaD.- Tu rival creo recordar que era Mohammed Bin Sulayem, cuyo problema no era principalmente el presupuesto. ¿Cómo fue la recta final frente al piloto saudita?
FC.- No. Él tenía un presupuesto infinito, por lo que llevaba el mejor material, al igual que “Carlitos Menem”, ambos con coches de MLP y todo el apoyo de sus gobiernos detrás, pero no eran constantes. Siempre digo que con el reloj que llevaba “Mo”, yo podía correr dos temporadas completas. El principal rival (que tampoco iba corto de presupuesto) fue Gregoire De Mevius, que a la postre sería el que alcanzó el título. Era muy rápido y no cometía errores.
MaD.- ¿Qué faltó para alcanzar el título? ¿Hubiera cambiado algo tu futuro de haberlo alcanzado?
FC.- Solo tener un mejor equipo. No acerté en la elección y el coche no aguantaba el ritmo. Aun así llegué al RAC de Inglaterra con opciones de ganar el título, pero se volvió a romper. Cambiamos tres cajas de cambios y finalmente el diferencial nos dejó tirados. Una pena porque éramos mucho más rápidos que ellos. Aun así nuestro mérito fue reconocido por los mejores preparadores, y ambos (MLP y MTD) nos querían para el 92, pero ese futuro se estropeó “dentro de casa”, por la sana envidia y el respetable egoísmo de mis compañeros de Canarias.
Finalmente, en cuanto al presupuesto, cuando lo tenía encaminado para ir a por todas en el 92, se torció porque dos grandes pilotos canarios, con apoyos políticos importantes, “exigieron” el reparto del presupuesto entre los tres, con lo que ninguno consiguió su objetivo...
MaD.- Esa temporada coincidió con el título nacional de José María Ponce, y ambos lo hicieron bien en el Rallye España-Cataluña, prueba que ese año debutaba en el mundial. ¿Cómo crees que se valoró tu gesta?
FC.- No sé cómo se valoró el título nacional de Jose. Yo gané ese rallye en grupo N, lo que me permitía optar a un título mundial y al final fue un subcampeonato que era un fantástico resultado, pero a efectos de valoración nacional, la sombra de Carlos era demasiado grande.
MaD.- Volviendo a los tópicos, habrá seguro alguna anécdota curiosa en una época donde los reconocimientos y días de carrera tachaban varios días del calendario de un plumazo…
FC.- Hubo para escribir un libro, pero la mayoría de esas anécdotas, tanto por educación, como por respeto a mis compañeros, son “inconfesables” en un medio público. La más “decente y contable” fue en Grecia. Te diré como aprendí que los griegos para decir “no” mueven la cabeza hacia arriba, no hacia los lados como el resto de Europa.
Entrenando por las pistas del Acrópolis nos paramos ante un pastor para confirmar que íbamos por el buen camino. Fue imposible entenderse con él, pero al decirle que íbamos a seguir hacia delante movió la cabeza hacia arriba y la bajó. Para mí eso era un “sí”, aunque luego descubrí que para él era un “no”.
Arranqué el coche y a cinco metros nos metimos en unas arenas movedizas donde quedamos atrapados cuatro horas, terminando Rodri y yo en calzoncillos buceando en el barro para meter troncos bajo las ruedas, hasta que subí montaña arriba hasta el primer pueblo perdido, para contratar un tractor para que me bajara a sacar el coche de la trampa... Todo ello embarrado de arriba a abajo y sin puñetera idea de griego. No te lo puedes imaginar, ¡ahí aprendí a jugar al Pictionary! mientras el pastor se partía de la risa...
MaD.- Para finalizar regresamos a la actualidad y, bajo tu experiencia, ¿qué circunstancias crees que se deberían de dar para consolidar a un equipo canario en el campeonato del mundo?
FC.- Salir de la crisis. Buscar empresas que apoyen el deporte. Promocionar a los pilotos canarios con proyección internacional. Erradicar a los envidiosos. Exigir una Federación de Automovilismo canaria que trabaje por los nuestros, y que aparezca otro equipo como el nuestro para llevarlo a cabo, porque yo ya no doy para más y lo dejaré pronto. Estoy muy decepcionado con la actitud y aptitud de los que dirigen nuestro deporte.
Vídeos Copi Sport 1991
Texto: Javier Viera | Fotos:
copisport.es
