World Rally Championship
La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) ha hecho públicos los cambios a grandes rasgos para los próximos años dentro del Mundial de Rallies.
Pero vayamos por puntos. El principal problema actual es el elevadísimo coste de los coches y, por consiguiente, del monto total de la temporada. Esto, con M-Sport sufriendo cada año y con Hyundai saliendo al WEC, supone un drama, pues a partir de 2026, salvo que alguien entre, estaríamos con un equipo y medio.
Esta reducción de costes, aunque parece muy complicada de conseguir. El objetivo es que cada “Rally1” cueste 345.000€, aunque ya ha dicho el propio Jari-Matti Latvala que una cifra más realista rondaría el medio millón.
A nivel técnico se ha optado por flexibilizar el reglamento lo máximo posible, al igual que hizo el Mundial de Resistencia en la reglamentación anterior a la actual, donde se permitía cualquier tipo de tracción y de motores, ajustando el rendimiento con el Balance of Performance (BoP)
Esta solución para igualar rendimientos no se contempla y, a priori en los primeros años, no será necesario, pues desde la FIA se entiende que, para 2027, todos irán en la dirección de usar motores de combustión con combustible sostenible. Eso sí, se abre la mano para que existan opciones híbridas o 100% eléctricas, que será cuando empiece a hacer falta un BoP.
Siguiendo con esta flexibilización reglamentaria, ocurre lo mismo con los modelos que los equipos del WRC podrán utilizar, pasando a ser SUVs y vehículos del segmento B y C. Esto permite que la gama de vehículos posibles sea mayor para cada marca.
Este nuevo reglamento, al menos ahora mismo, tendrá una validez de diez años, buscando, de nuevo, una estabilidad reglamentaria lo suficientemente atractiva para atraer, al menos, a una o dos marcas más.
Como extra, también se ha optado por unificar en cierta manera el Rallycross con los rallies, permitiendo utilizar la misma base del coche sin que suponga un gasto extra para los equipos.