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Está a punto de arrancar una nueva edición del mundial de rallyes. La temporada 2016 será la última con la configuración actual de los ‘World Rallye Car’. Los actuales vehículos con propulsores turbo y una cilindrada de 1.6 litros debutaron en 2011 y, en 12 meses, darán el relevo a una evolución superior, dotada de más potencia y aerodinámica. No es la primera vez que la FIA aprovecha –de manera curiosa- un año que acaba con el dígito número 6 para cerrar una etapa.
Grupo B (1983-1986)
Sin duda una de las más recordadas es la que dio carpetazo a los Grupo B. Por la razón que fuese es el periplo que más recuerdan los aficionados de ayer; lo que más buscan en Internet los aficionados de hoy.
Diferentes accidentes, entre ellos el determinante de Henri Toivonen-Sergio Cresto (Lancia Delta S4) en el Tour de Corse de 1986, llevaron por entonces a la FISA a tomar la decisión de acabar con los Grupo B. Una fórmula que, en su momento, fue atractiva para las marcas, ya que no requería de la producción en serie de un gran número de unidades. Esto dio paso a una nueva era, al principio gris y, mediada su vida, llena de color.
Grupo A (1987-1996)
Hablamos de los Grupo A. La primera etapa tiñó al automovilismo mundial de un cierto aire de desasosiego. Las nuevas máquinas distaban mucho de las que hasta unos meses antes dominaban el campeonato. Lancia dio rienda suelta a su 4WD ante unos 2RM, principalmente de Renault y Volkswagen, que pujaron fuerte.
Poco a poco esta categoría fue beneficiándose de la evolución tecnológica y nuevas marcas comenzaron a apostar por el WRC. Los vehículos con tracción total eran cada vez más, destacando la presencia de marcas niponas, como Mazda, Toyota o Mitsubishi, uniéndose posteriormente –ya con la tracción total- otro clásico en el certamen: Ford.
Fue quizá la semilla que permitió que el WRC lograse una serie de años de estabilidad hasta que, en 1996, se diese carpetazo a esta fórmula para dar entrada a una nueva categoría.
World Rallye Car (1997-2016)
Hasta ese momento el ‘look’ de los vehículos era próximo a los de serie, pero con la llegada de los World Rallye Car el mundial recuperaba carrocerías más próximas a lo que eran los Grupo B, es decir, con unas formas que prácticamente sólo se podían ver en competición.
Ha sido quizá una de las etapas más brillantes de la historia del mundial, especialmente porque en ocasiones llegaron a competir hasta siete marcas oficiales.
Nos atreveríamos a decir que incluso la podríamos dividir hasta en tres etapas. La primera entre 1997 y 2001, espacio de tiempo en el que la espectacularidad y competitividad de los rallyes alcanzó cotas inimaginables; la comprendida entre 2002 y 2010, temporadas en la que la tecnología se llevó buena parte del protagonismo y de paso dijo adiós a los vehículos con motores de dos litros y, esta última, entre 2011 y 2016, en la que la nueva reglamentación ha permitido la llegada de nuevas maras, como MINI –de manera muy puntual- Hyundai y, sobre todo, Volkswagen.
El futuro
Si bien la categoría seguirá siendo la de los World Rallye Car, a partir de 2017 la reglamentación abre la mano, con el objetivo de dotar de más potencia a la primera división del mundial, caballería que se apoyará en una dinámica mucho más libre y agresiva. Volkswagen ha sido la primera en probar, pero el resto de marcas no tardarán en seguirles la pista.
Veremos qué sucede con esta nueva etapa, aunque mientras hay que esperar a este año de puente. Por el bien de este deporte, todos esperamos que los cambios den en la tecla para recuperar las dosis de espectáculo que, tras los 80 y 90, quedaron archivadas. La esencia es parte del WRC.
