No siempre en la Fórmula 1 hay una sonrisa. En ocasiones, afortunadamente ya son de manera muy esporádica, la tragedia se siembre sobre algún trazado. Es lo que sucedió en 1982, en plena era turbo, cuando Gilles Villeneuve perdió la vida en el trazado de Zolder, Bélgica. Gracias a la colección ‘Cascos Grandes Premios’ de Spark Edition los fanáticos de este deporte podrán lucir en sus vitrinas esta icónica pieza en escala 1:5.
El piloto de Ferrari domaba aquella temporada un 126 C Turbo, una máquina que poco a poco había ido haciendo a su mano. Con el número 27, el cariño de Enzo Ferrari y su adaptación a tan peculiar monoplaza, que no siempre comulgaba con su agresivo estilo al volante, fue ganando enteros de cara a la lucha por el título. Pero muy pronto, la situación dio un irreversible giro.
En la quinta carrera de la temporada, el GP de Bélgica que se celebraba a comienzos de mayo de 1982, todo se acabó. Hasta allí, Gilles Villeneuve llegó después de dos abandonos, en Kyalami (Sudáfrica) por el turbo y en Jacarepaguá (Brasil) debido a un accidente, además de una descalificación por un alerón no conforme en Long Beach (Estados Unidos). Todo parecía mejorar con las prestaciones del equipo en Imola, con ocasión del GP de San Marino. Pero Gilles entendió como una ‘jugarreta’ la acción de su compañero de equipo, Didier Peroni –falleció cinco años después en una competición de embarcaciones-, cuando lo rebasaba en la última vuelta y se llevaba la victoria; él fue segundo.
Quizá en un estado anímico diferente, o posiblemente con el propósito de barrer de la pista a su compañero, llegó a Bélgica para disputar el trágico GP de Zolder. Pero en los entrenamientos, y con Didier Peroni por delante suyo en la clasificación, puso rumbo a boxes para montar un nuevo juego de neumáticos. Por el camino se encontró con un Jochen Mass que rodaba a baja velocidad; una mala interpretación del hueco que le dejaba el piloto del March hizo que chocase de manera violenta. Muchos habrán visto las impactantes imágenes de Gilles Villeneuve volando por los aires y perdiendo el casco en su aterrizaje. Desafortunadamente, el bravo piloto fallecía esa noche como consecuencia de la rotura de su cuello.
Años más tarde, en 1997, su hijo Jacques Villeneuve heredó el testigo de su padre. Junto al equipo Williams logró coronarse como campeón del mundo, su único título en la Fórmula 1.
La miniatura: GPA
Si hace unos días hablábamos del casco de Jackie Stewart, que poco o nada tenía que ver con los actuales en cuanto a diseño y aditamentos aerodinámicos, el GPA de Gilles Villeneuve seguía, someramente, la misma tónica.
La base de esta pieza a escala 1:5 viene representada en color rojo. Mediante unas franjas azul oscuro crea una V en la parte trasera, la inicial de su apellido. Una idea que se produjo en colaboración con su esposa, Joann Barthe.
Sí que cuenta con más patrocinadores que Jackie Stewart. El canadiense lucía en el frontal la imagen de Piemme, una empresa italiana fabricante de cerámica. En el mismo espacio mostraba el logo de Labatt, una cerveza de origen canadiense.
Cada año en la Fórmula 1 significa una clara evolución tecnológica. Lo mismo sucede con los cascos, que se adaptan a la comodidad de los pilotos y también a la eficacia aerodinámica, como vemos en la actualidad. En relación a lo primero, GPA practicó unos orificios de ventilación delanteros.
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